DE LA OVEJA AL CALCETÍN Y MUCHO MÁS
Le pedimos a Ángel de Martina que cuando esquilase las ovejas, nos guardara un par de vellones de lana: uno blanco y otro negro.
Antes se iniciaba el esquileo para San Antonio, el diecisiete de junio, pero ahora como ha cambiado el clima y empieza antes el calor, lo hacen con quince días o más de antelación.
Cuando el pastor nos avisó de que ya podíamos ir a recoger los vellones, empezó la aventura de la lana.

Una aventura para nosotras, ahora, en esta sociedad en la que estamos viviendo, porque hace cincuenta o sesenta años, era el pan de cada día para las mujeres.
Hay que pensar que con la lana se hacían los colchones, los edredones, los calcetines, las mantas, los jerseis, las camisas y camisetas, las bufandas y muchas prendas más para abrigarse del frío en los largos inviernos de la montaña.

Os vamos a contar paso a paso lo que hemos hecho desde que recogimos los vellones.
CÓMO COMENZÓ TODO
Para empezar deciros que se nos despertó el interés cuando a principios de abril de 2022, se pusieron en contacto con nosotras unas jóvenes que querían aprender los trabajos de la lana, y nos pidieron una reunión para hablar con las Donisas, que habían vivido en la época en la que estos trabajos eran tarea cotidiana.

Programamos un primer encuentro en el que compartimos saberes, experiencias y proyectos.
Ellas quedaron satisfechas con lo que aprendieron, y nosotras nos quedamos con las ganas de recordar tiempos pasados, al verlas a ellas con tanta ilusión de aprender y experimentar.
DECIDIMOS REPRODUCIR EL CICLO DE LA LANA
Estábamos en contacto con el grupo de jóvenes, de manera que les comunicábamos cada paso que hacíamos, para que pudiesen venir a compartirlo con nosotras.
Como lo querían grabar, quedamos en que nos avisarían un par de días antes, de cuando pensaran venir.
LAVAR LA LANA
Acordamos un jueves por la tarde, para lavar la lana, cuando ya hubiera sombra en el lugar de trabajo, así que la pusimos a remojo el martes por la mañana en unos cubos y la dejamos en la parte de dentro del lavadero al lado de la pared para que no hiciera estorbo.
Un par de veces fuimos con un palo a remover la lana y darle para abajo para que quedara bien cubierta por el agua.

Antes de empezar a lavar, escurrimos bien la primer agua del remojo (lanada) decantando los cubos en el regato del desagüe, porque no pensábamos emplearla para lavar ropa muy sucia como se hacía antes, ni hacerla hervir para extraer la lanolina.
Para lavarla la íbamos sacando de los cubos a manojos y la frotábamos y le dábamos con la paleta en la piedra del lavadero.

La íbamos poniendo en unas cestas para aclararla bien y que no se fuera ni al fondo del lavadero, ni por el desagüe del mismo.

Una vez bien aclarada, íbamos poniendo en una cesta la lana blanca y en otro la negra.
Nos costó un buen rato y cuando acabamos, dejamos en el suelo las cestas para que se fueran escurriendo el agua.

Mientras tanto aprovechamos para merendar y hablar un rato sentados a la fresca unos, y haciendo corros los más jóvenes.

SECAR LA LANA
Para secar la lana, antes la extendían por las paredes de los prados, o encima de los matorrales, pero nosotras la llevamos al cubierto de la era de casa de María.
Allí se acabó de escurrir en las cestas y al día siguiente la pusimos extendida encima de un tendedor de ropa plegable para que fuese más fácil sacarlo al aire y al sol y meterlo dentro del cubierto si se ponía a llover.

Una vez que ya se había secado la lana, pudimos empezar a trabajarla.
ESCARMENAR
Lo primero que hay que hacer es escarmenarla, que consiste en ahuecarla con los dedos para sacarle las brozas que pueda tener y para que quede esponjosa.

CARDAR
Conforme la vamos escarmenando, se va poniendo en las cardas. Las cardas tienen unas púas para peinar la lana. Hay que hacerlo con mucho cuidado para que no se rompan las hebras de la lana.

HACER ROLLOS PARA LA RUECA O HILADORA
Con la lana cardada se van haciendo unos rollos para enroscarlos en la hiladora.

Dice María Portaspana en el libro “La Dona Montañesa” que la hiladora, el huso y el torcedor eran los muebles de la casa.
LA HILADORA
La hiladora se fabrica con un palo de avellano cortado en primavera. No más tarde del mes de mayo. Se hacen cuatro cortes longitudinales de unos veinte centímetros, a unos diez centímetros de uno de los extremos del palo. Para abrir y mantener el hueco se pone una piedra, manzana u otro objeto esférico, que se retira una vez seco el palo. En ambos extremos de la abertura se pone un alambre para que no siga abriéndose el corte.

Cuando no se tiene una filosa se emplea simplemente un palo para enrollar la lana .
EL HUSO
El huso es un instrumento alargado hecho con madera de boj con unas ranuras en un extremo por las que se pasa la lana y un peso en el otro extremo para que gire con facilidad al realizar la operación del hilado. Sirve para hacer hilo con las hebras conseguidas en la hiladora.
HILAR

Preparamos el huso para hilar.
Lo más difícil es empezar el hilado.


Se hace girar el huso al mismo tiempo que se estira el material proveniente de la hiladora, según el grosor del hilo que se quiera conseguir.

Hay que sujetar la fibra de lana al huso e irla estirando sin romperla para que se haga más delgada. Después se introduce por la ranura que hay en el extremo del huso, se deja colgando y se hace rodar. El hilo que va saliendo se recoge enrollándolo al huso.


Una vez que ya hemos hilado un par de husos de lana, se hace una madeja para lavarla y teñirla si se quiere y después de seca se hace un ovillo.
HACER UNA MADEJA CON LA DEVANADERA

HACER UN OVILLO

EL TORCEDOR
Es un instrumento parecido al huso, pero con una hembrilla en uno de los extremos, para introducir los dos o tres cabos que queramos unir.

Es un instrumento parecido al huso, pero con una hembrilla en uno de los extremos para introducir los dos o tres cabos que queramos unir, retorciéndolos juntos.
TORCER LA LANA
Con dos ovillos de lana y el torcedor podemos hacer un hilo de dos cabos. Se introducen los dos cabos por la hembrilla que hay en el extremo del torcedor y se hace rodar para que se enrollen el uno con el otro.


HILO DE PEGOTILLO
El hilo de pegotillo se hacía torciendo juntos un cabo de lana blanca con uno de negra, tal como podemos ver en esta foto.

TEÑIR LA LANA
Leemos en el libro “La Dona Montañesa” que para teñir la lana, la hacían hervir con agua a la que habían añadido las envolturas de las nueces verdes (nogalina o ruezno). Iban poniendo las madejas y las sacaban con un palo y las volvían a sumergir varias veces hasta que estaban bien teñidas. Ponían a escurrir las madejas en un balde y después se colgaban para que se secaran. “Una vez secas se volvían a devanar para hacer los calcetines o jerseis”
Todo esto podemos consultarlo en el apartado Libros de la web (Libros/ La Dona Montañesa/ Los tejidos) y en el DVD de La Dona Montañesa que está al final de dicho apartado (Libros/DVD/La Dona Montañesa/La Llana).